"Sevilla es un punto intermedio entre Madrid y la Costa del Sol y hay muchas sinergias entre los clientes. Llevamos tiempo haciendo operaciones sin oficina en Sevilla y ahora hacemos esta apuesta basada en la ilusión. Buscamos una horquilla desde lo medio hasta lo más alto y vemos mucho potencial en el mercado sevillano de fincas rústicas, tanto agrícolas, como ganaderas y cinegéticas", dice consejero delegado de Gilmar Jesús Gil Marín.